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Cambian la cara del centro regio

“Todo estaba dado: los inversionistas convencidos, las autoridades convencidas”, dice Jorge González Mogas, “el reto era convencer a la gente”.

El director de Altio Capital, una de las empresas inmobiliarias más activas en el centro de Monterrey, reconoce que todavía hay camino por recorrer para que la gente se convenza de vivir en el Primer Cuadro, aunque cada vez son más quienes lo ven como una buena opción.

“Hoy por hoy ya no tienes que explicarles qué es lo que está pasando, las cosas van muy bien, a la gente ya le cayó el veinte”, asegura.

González Mogas es, sin duda, uno de los desarrolladores más entusiastas sobre las posibilidades que ofrece la regeneración de la zona más antigua de Monterrey.

“Ahorita hay más de 30 proyectos haciéndose, algunos todavía en el papel, que van a traer 5,000 o 6,000 familias a vivir al centro”, anticipa.

Su empresa lleva a cabo actualmente dos proyectos en el área, que incorporarán más de 300 departamentos a la oferta, y unos 2,000 metros cuadrados de espacios comerciales.

Además, Altio Capital participa en otro proyecto en la Loma Larga, al otro lado del Río Santa Catarina pero en una zona aún considerada céntrica.

“Ha sido una labor increíble”, dice González Mogas al abundar en sus esfuerzos como promotor de estos proyectos.

“Como desarrollador siempre tienes los retos de capitalizar, hacer la arquitectura, vender, tramitologías”, dice.

Pero en el Primer Cuadro, reitera, el mayor desafío fue con los posibles compradores.“La gente no creía o no estaba lista para vivir o comprar en el centro, nos decían: ‘no hay nada’”, agrega.

Y es que, dice, “no había nada porque no se estaba haciendo nada”.

Pero los proyectos comenzaron a llegar, la gente se empezó a dar cuenta de que el centro ofrecía la oportunidad de acortar sus traslados, gracias a la cercanía con sus principales actividades.

A ello se sumó que, afirma González, los bienes raíces “son mucho de percepción” y los potenciales compradores vieron que las propiedades en la zona ganaban plusvalía, con lo que el convencimiento se dio.

“Si todo mundo hacemos proyectos en un mismo lugar, ¡ahí las cosas van a suceder!”, sentencia.